Percebes

Los Percebes son considerados auténticos tesoros de mar, siendo en gran parte por la gran dificultad que representa el capturarlos haciendo de ellos un manjar cada vez más exclusivo. Este tipo de crustáceos se suelen degustar sin florituras, simplemente se cosen salpimentándolos, siendo no solamente súper nutritivo por su alto contenido de minerales, sino que también cuenta con un sabor intenso que hace deleitar hasta a las personas con los paladares más exigentes. Los Percebes entonces son crustáceos singulares tanto en su forma como en su biología y en su comportamiento ante el medio.

Se fijan en superficies sólidas utilizando la denominada “glándula del cemento” que produce un líquido que cuando se solidifica hace posible la fijación del percebe a las rocas cuando todavía tiene un tamaño minúsculo. Si se dan las condiciones ideales, en tan solo 6 meses alcanzan el tamaño comercial que suele ser de al menos 5 cm de longitud y 2,5 cm de diámetro. Estudios biológicos han demostrado que tanto su capacidad reproductora como su velocidad de crecimiento son tales que si se respetan los períodos de veda, no hay peligro de disminución de la especie.

De acuerdo a de donde provengan los Percebes es el tamaño que tienen, distinguiéndose así en ese caso dos tipos: los “del sol” cuyo desarrollo se lleva a cabo en zonas soleadas y muy batidas y se distinguen por contar con un pedúnculo corto y grueso y, por otro lado los “de sombra” o también conocidos como “aguarrones”, que son menos apreciados y tienen el cuerpo estilizado, más largo y más delgado, además de presentar un mayor contenido de agua.

Independientemente de que sean de sol o de sombra, los que son capturados en el litoral español son mucho mejores que los que se obtienen en la costa marroquí, que suelen ser más largos, delgados y de menor coloración, los cuales se comercializan adheridos a la piedra arenisca, siendo casi siempre de color amarillento porque es de ésta forma como se conservan más tiempos vivos.

Es posible encontrar en el mercado otra especie de Percebes, los canadienses, que se diferencian muy bien por su color más claro, por contener un mayor número de placas en la uña y un sabor mucho menos intenso.